Teoría de la Agencia revisitada
El problema contractual del Agente y del Principal
En 1973 Ross desarrolla la Teoría de la Agencia, la cual describe el problema principal-agente. Este problema designa un conjunto de situaciones en la relación entre el Principal y Agente. Ambos necesitan colaborar, aunque el Principal es en principio el demandante. El principal requiere una actuación por parte del Agente. Una situación típica en este sentido es la relación entre el capitalista y su empleado, aunque este último sea empleado como directivo. En esta relación contractual existe la información imperfecta (asimétrica) y los intereses pueden ser divergentes.
Cuando este problema se enfoca desde la Teoría de la Agencia, se asume de forma implícita que solamente el agente tiende a adoptar las características oportunistas en la relación contractual. No obstante, la realidad demuestra todo lo contrario, y más en organizaciones y tipos de relaciones matriciales, dónde el rol asumido en una relación contractual varía según la situación planteada.
El conflicto principal-agente se presenta en muchas situaciones cotidianas, en relaciones de dos o más partes, cuando cada una de ellas intenta maximizar su utilidad o llevarse más de lo que la correspondería en una relación justa. Desde luego la definición de lo que se considera justo varía según la sociedad y su cultura, evolucionando en el tiempo según el progreso de la sociedad y la normalización de ciertas prácticas, que en otras épocas serían consideradas impropias. Desgraciadamente, esta evolución de lo que se entiende por justicia no siempre va en buena dirección, es decir, avanzando la inteligencia colectiva desde el punto de vista holístico, de la sociedad sostenible en su conjunto.
La disyuntiva principal se presenta en forma de asimetría de la información, pero sobre todo de visión. La falta de visión es peor porque implica una ceguera con consecuencias tal vez positivas a corto, pero negativas o contraproducentes a medio y largo plazo. La asimetría de información reviste varias formas, tres de ellas se consideran clave (Ver figura). Remarcar que están íntimamente relacionadas y muchas veces se refuerzan mutuamente.
La selección adversa se presenta cuando una de las partes contractuales, debido a su posición dentro de la relación y características propias desconocidas por otra puede aprovecharse. Como ejemplo se suele citar el caso de seguros cuándo una persona que no cuida su salud es más propensa a adquirir un seguro de salud, de ahí, el riesgo asumido por la aseguradora se ve más elevado respecto a las estadísticas generales de salud de la población. Por otro lado, las empresas pueden intentar manipular a sus consumidores a través de prácticas de captología que pueden ser perjudiciales en la vida de los mismos.
El efecto señalización ocurre cuando uno de los participantes del contrato intenta señalizar unas características que le beneficiarán de forma desproporcionada en el desarrollo de una relación. Un ejemplo podría ser el contrato entre el empleador y empleado, cuando el empleado presenta sus cualidades positivas, sin mostrar las negativas. Sabiéndolo el empleador tenderá a pagar menos asumiendo que el empleado desplegará en el desempeño de su trabajo también las características negativas no pronunciadas a la hora de la contratación. Para evitarlo los empleados deben señalizar su capacidad y predisposición mediante la adquisición de niveles educativos que demuestren su conocimiento y actitud positiva. Por otro lado, las empresas se señalizan a través de distintivos, como el mejor lugar para trabajar.
El riesgo moral comprende una actitud oportunista cuando una parte contratante busca su beneficio a costa del otro. Desarrollando el ejemplo de seguros, sería cuando una persona con seguro de salud, no se cuida al disponer del mismo.
Teoría de la Agencia plantea un modelo de planificación, coordinación y control, que se aplica a la arquitectura y gestión de las organizaciones, proponiendo unos mecanismos de alineamiento de los intereses de Agente-Principal y acotamiento de las disyuntivas.
Este enfoque contractual aspira a transformarse en un modelo de planificación, coordinación y control, aplicado a la arquitectura y gestión de las organizaciones, partiendo del desafío por intentar dilucidar y solucionar la disyuntiva que se origina en las diferencias de intereses. Para lograr enfilar estos intereses divergentes, este enfoque recurre a una serie de mecanismos alineadores. Estos mecanismos están desgraciadamente centrados en alcanzar grados de lealtad y acatamiento del Agente, deben ser apropiadamente utilizados por el Principal sin estudiar el flujo de relación en sentido opuesto, asumiendo tal vez el cambio del rol a posteriori en mecanismos a nivel más alto que muchas veces no suelen ser estructuradas de forma suficiente o eficiente.
Sistemas de control sirven para disciplinar los diversos intereses que puedan surgir, reduciendo la probabilidad de comportamientos oportunistas o atrincheramiento mediante “supervigilancia” y monitoreo, en principio de ambas partes contractuales. Con el objetivo de mantener la disciplina, se aplica tanto herramientas como mecanismos de control interno como externo de forma sistemática y continua. Estos sistemas están en una evolución continua, además teniendo en cuenta la evolución actual desde la sociedad disciplinaria que emplea sobre todo el control físico e imposición desde afuera hacia la sociedad de control con indicadores de eficiencia y la imposición internalizada por el sujeto controlado. Por ejemplo, no se aplica el castigo físico a los alumnos de la escuela, sino una media de notas que les permite acceder posteriormente a los estudios de grado más alto. De forma similar, con la virtualización del mundo del trabajo la estancia física durante un determinado tiempo no es tan relevante como el logro de los objetivos planteados por la empresa.
Marcos regulatorios implican los mecanismos institucionales (legales, políticos y regulatorios) que complementan adecuadamente los mecanismos de control. No obstante, tal y como demuestran varias crisis de confianza, las normativas existentes tienden a ser insuficientes o lo que es peor, en muchas ocasiones resultan inadecuadas en sus enfoques y en sus ámbitos de control, y llegan a ser claramente rebasadas por los hechos. Véase por ejemplo el caso de la última crisis financiera.
El ejercicio de la disciplina del mercado implicaría la existencia de opciones de elección que permiten acotar y dejar fuera o expulsar a los oportunistas, tanto del lado de Principal como de Agente. Desde luego en el mercado laboral con escasez de trabajo la elección por parte de los agentes se ve limitada y lleva a asumir los contratos perjudiciales que a largo plazo perjudican a toda la sociedad al polarizarla. La ley de oferta y demanda puede llevar en este sentido al abuso de posición, provocando aumentos descaminados de la desigualdad a corto plazo y conflictos sociales violentos y perjudiciales para la sociedad a medio plazo.
Sistemas de compensación son ampliamente empleados en términos de ciencias de organización y práctica empresarial. Mientras que los sistemas de control se asocian con las medidas negativas de castigo, este en principio sería un refuerzo positivo, aunque no siempre. De ahí se citan medidas como la aplicación de una retribución que incorpore elementos variables, una evaluación de los resultados, una valoración sistemática del desempeño, un sistema de desarrollo profesional, posibilidades concretas de ampliar las relaciones personales, seguridad en el empleo, ampliación de tareas y responsabilidades, incremento de las posibilidades de formación y/o capacitación, participación en la toma de decisiones, reputación etc.
La aproximación de Agente-Principal en la inmensa mayoría de casos, aunque no siempre presupone la existencia de colectivos de ambos lados. Su tamaño y composición son relevantes, también el poder de negociación y medios que tienen a su disposición. La diversidad y búsqueda de sinergias parecen ser las características clave del éxito.
Por último, está la necesidad de separación de roles y funciones para evitar por ejemplo problemas de doble rol que permitiría llevar a cabo agendas particulares que pueden resultar perjudiciales para el conjunto de la organización. La SOX o Ley Sarbanes-Oxley sería una de las maneras de enfrentar este tipo de disyuntivas.
Como cualquier modelo la Teoría de Agencia no debe quedar inmóvil ante la evolución de la sociedad. Sus premisas y conclusiones están engranadas en la organización de empresas, administraciones, mercados y la sociedad en general. La Teoría de Agencia necesita una profunda revisión, al centrarse de forma exclusiva en actitudes y actividades oportunistas del Agente sin prácticamente considerar al Principal. Sin ello, es aventurado pensar en un nuevo contrato social, y en el desarrollo de la inteligencia colectiva de una sociedad que aspira a la sostenibilidad.
Autores:
Renata Kubus: ResearchGate, LinkedIn
María Jesús Rosado García: LinkedIn