Resiliencia al poder

Caer con gracia

Resiliencia al poder

Resiliencia es la capacidad del (eco)sistema, para resistir el choque, manteniendo su integridad y objetivo. ¿Qué características hacen que un sistema sea adaptativo frente al cambio? En entornos VUCA (Volatility (V), Uncertatinty (U), Complexity © y Ambiguity (A) o en español: Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad) el cambio es una constante. Si no lo podemos controlar debemos aprender a enfrentarlo con gracia. Tenemos que diseñar y rediseñar nuestras organizaciones, instituciones y (eco)sistemas para que tengan la capacidad de absorber disrupción, para que puedan operar bajo diferentes circunstancias críticas, o transiten de forma más fluida entre una circunstancia y otra.

Existe una variedad de estrategias aplicadas para la resiliencia, se pueden aplicar a diferentes escalas, desde todas las civilizaciones hacia comunidades y organizaciones, hacia la vida de cada individuo y su resiliencia psicológica. Aquí hablamos sobre (eco)sistemas, teniendo presente la dimensión ecológica de la época del Antropoceno que habitamos.

Aguardar la integridad y el objetivo no significa no cambiar, si el choque es disruptivo, se traspasa el umbral de la nueva realidad sin posibilidad de vuelta atrás, pero al mismo tiempo, con la opción de aumentar de esta manera la capacidad de resistir condiciones adversas y ampliar el abanico de alternativas posibles en caso de necesidad. La otra opción es la degradación del (eco)sistema y la vuelta atrás con menos capacidad de resiliencia y la amenaza de su desintegración.

Volviendo a la pregunta entonces: ¿cuáles son las características de un (eco)sistema resiliente?

Los mecanismos de retroalimentación tienen una relevancia especial a la hora de detectar el acercamiento hacia el umbral crítico y posterior manejo de la situación. Industria 4.0 con la sensorización que implica, puede ser especialmente relevante en este contexto, instrumentando la recolección, criba, combinación e interpretación de datos de operaciones y rendimiento en tiempo real, monitorizando el rendimiento del sistema y ampliando su resiliencia, permitiendo una respuesta más rápida y centrada en el foco del problema, i.e. reorganización dinámica.

Otro aspecto relevante es el desacople del sistema de sus requerimientos subyacentes en cuanto a los recursos materiales que necesita para su funcionamiento, asegurando suficientes reservas disponibles, diversificando los inputs para minimizar la dependencia de cualquiera de ellos. Gracias a la autonomía mayor de las partes constituyentes, bajo condiciones especiales, algunos sistemas pueden separarse de su entorno más amplio, reduciendo su localización y dependencias generales.

La modularidad de estructura de un (eco)sistema que en caso de necesidad permite reducir su operación a los elementos críticos, desconectando o dejando de lado otros no críticos, también permite el repliegue y reconfiguración en vuelo en caso de choques disruptivos, evitando el efecto cascada sobre todo el sistema, cambiando de escala según la situación. Para ello están previstos los cortafuegos que evitan que la disrupción en una parte del (eco)sistema afecte al resto.

De ahí, muchos (eco)sistemas resilientes, pueden diversificarse y complicarse en sus bordes, pero son simples en su núcleo duro y requerimientos de infraestructura básica. Modularidad, simplicidad e interoperabilidad permiten a los componentes del sistema desplegarse y replegarse según necesidad.

En este sentido, la resiliencia aumenta también con la clusterización apropiada, estilo nichos, que permite reunir los recursos en entornos de proximidad., con la densidad y diversidad intensificada de talento, recursos, herramientas, modelos e ideas, para realizar las innovaciones necesarias para la reconfiguración resiliente.

Los mecanismos de retroalimentación ajustados, la reorganización dinámica, los mecanismos de respuesta incorporados, desacople, diversidad, modularidad, simplicidad, capacidad de reajuste, repliegue y despliegue y clusterización forman el conjunto de características para la resiliencia sistémica.

Pautas del (eco)sistema resiliente

Resiliencia no es lo mismo que la robustez, que implica endurecimiento de activos del sistema que pueden permanecer durante mucho tiempo gracias a ello, pero no quiere decir que pueden volver a recuperarse en caso de choque. Resiliencia tampoco es lo mismo que la redundancia que implica el respaldo de partes o subsistemas críticos. A pesar de un alto grado de correlación entre ambos conceptos, la resiliencia exige también flexibilidad que dependiendo del choque no se limita exclusivamente a la redundancia.

Desde la perspectiva de proceso, la resiliencia no supone que el sistema no falle, se aplicaría más bien el refrán del nivel personal “no importa cuantas veces caes, sino cuantas veces te levantas”. Se debe evitar dentro de lo posible las circunstancias peligrosas, detectando intrusiones, minimizando y aislando los componentes dañados, diversificando el uso y consumo de recursos, si necesario teniendo la capacidad de operar en estados y modos reducidos y reorganizándose para sanar en cuanto sea posible. Resiliencia, es como la vida misma, confusa, imperfecta y muchas veces ineficiente, pero con esfuerzo, aplicación y visión, permite sobrevivir.

Proceso de resiliencia

No obstante, la resiliencia no siempre es buena por sí misma. Hay sistemas resilientes que tienen implicaciones peyorativas per se, por ejemplo, redes y organizaciones criminales o terroristas, de las cuales mucho se puede aprender en este aspecto.

La resiliencia implica también considerar los sistemas en su totalidad, de manera holística. Lo que es bueno para el sistema en su totalidad, no siempre es bueno para todos y cada uno de sus elementos o en un momento dado.

Los sistemas vivos operan en condiciones de desequilibrio dinámico constante, lo que no conlleva que podemos descansar en el naturalismo incondicional. Vivir con mecanismos útiles, raramente empleados, aunque críticos en situaciones de choque implica costes para el (eco)sistema, incrementando su complejidad, comprometiendo y ralentizando sus capacidades de crecimiento, o disminuyendo el nivel de rendimiento máximo, y volviendo al holismo, limitando los recursos para alimentar un componente individual a expensas de la totalidad del sistema.

Por ello, la implantación de mecanismos de resiliencia no siempre es una decisión fácil, especialmente a nivel político. Pero, si tenemos en mente la naturaleza cíclica de todo, también la economía, debemos librarnos de la visión cortoplacista de maximización de ganancias inmediatas a costa de la supervivencia del todo.

Los ciclos adaptativos del ecologista C. S. “Buzz” Holling implican la sucesión constante de cuatro fases dentro de cualquier (eco)sistema. Cada una de ellas tiene sus dinámicas y características propias. La fase de conservación o madurez de un (eco)sistema implica también el cierre potencialmente subóptimo de sus maneras de funcionar, el status quo domina el horizonte percibido y disminuye su resiliencia.

No obstante, un choque suficientemente fuerte, disrumpe la rigidez, se entra en la etapa de heterostasis que, aunque amenaza con el colapso de todo, igualmente abre la ventana de oportunidad para el cambio, nueva combinación de elementos de (eco)sistema y la innovación en la etapa siguiente de liberación.

Si el sistema libera suficiente inventiva evitando la trampa de pobreza no solamente en términos de dedicación de recursos económicos sino sobre todo de visión, se puede pasar a la etapa de reorganización, transformación y rediseño con grandes oportunidades para emprendimiento y la explotación de nueva situación de homeostasis. La perspectiva de hélice de ecosistemas de innovación integra esta visión.

La globalización y cambio tecnológico, aumentando interdependencias y optimizando algunas variables como extracción de recursos o el consumo, han disminuido la resiliencia del ecosistema global. No obstante, tanto la pandemia, como el cambio climático, afectan a todos. A largo plazo, el sistema es tan fuerte como su elemento más débil. Esperemos que estos choques en vez de aislamiento (relativo) y refugio en fuerza de uno u otro, cerrando los ojos a los más débiles, nos permitan abrir y redimensionar la visión global solidaria y realmente resiliente.

Esta visión de resiliencia fue presentada en el ciclo de videoconferencias ‘Más allá de la Pandemia’ de Red de Desarrollo de Inteligencia Colectiva CID-N y Scientists Dating Forum.

Para saber más sobre resiliencia (en inglés): Resilience Alliance, Stockholm Resilience Centre.

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